Cartas de amor

Aunque hoy no son tan comunes, seguramente conoces el concepto de una carta de amor; desde las más sencillas, como las que se pasaban de mano en mano en el salón de clases, hasta aquellas que recorrían kilómetros mediante un servicio de correspondencia.

Podía ser que intentaras comunicarte con familiares en una época previa a la masificación de las comunicaciones, como también podías encontrarte en el campo de batalla intentado hacer llegar tus cariños a tu hogar; donde te esperaban con angustia y esperanza (Casi siempre, aunque la esperanza suena bonita, viene acompañada por la angustia de esperar).

Hoy podríamos enviar un mail, un whatsapp, incluso hacer una videollamada; todo eso es hermoso e increíble, el poder estar cerca desde lejos. Pero las cartas, para quienes las aprovechan, tienen ese toque particular y exclusivo; saber, por ejemplo, que este mismo trozo de papel hace unos días estuvo en las manos del ser amado, que las letras sean de su puño y letra, que tal vez hasta puedan traer algún perfume impregnado (algo que las tecnologías aún no han logrado replicar).

No siempre están presentes todas estas condiciones (por lo que no son precisamente condiciones, o tal vez sí; no importa), pero si podemos notar la dedicación que todas tienen; ya que no cualquiera se sienta a escribir varias hojas para luego enviarlas a recorrer grandes distancias en tiempo y espacio y que finalmente puedan llegar a quien las va a leer, seguramente ha de ser un mensaje importante.

Con profunda emoción he escrito y recibido cartas de amor, palabras más, palabras menos; prevalece una gran emoción al volver a leerlas. Sin poner por menos algunas muy exclusivas que guardo para mí, quisiera que sepas que hay cartas para ti.

No se si alguna vez lo notaste, generalmente no con consideradas como tales, en la biblia hay más de 30 cartas de amor escritas exclusivamente para vos; básicamente casi todo el Nuevo Testamento se conforma de las epístolas de los escribas de Dios, aquellos discípulos, seguidores, apóstoles (que curioso que suene parecido apóstol y postal) que aceptaron tomar un trabajo muy particular, dejaron todo de lado por entregar este mensaje tan especial; se dedicaron en gran parte a escribir lo que es para todos nosotros este mensaje de salvación, estas cartas de amor de un Dios y Padre que siempre estuvo pendiente de nosotros y expectante por que recibamos esas cartas y nos dirijamos a su casa para recibirnos con un gran abrazo.

Cada una de ellas, no es indiferente, es para vos. Leelas cuando todo vaya bien y cuando te sientas solo, leelas cuando no sepas a donde ir y cuando todo te resulta.

Son esas cartas de amor infinitas, que trascendieron el tiempo y el espacio para hacernos llegar un beso en la frente, un cálido abrazo y una esperanza (si, una esperanza muchas veces atribulada, pero una esperanza que no avergüenza).

"Bienaventurado el hombre que persevera bajo la prueba, porque una vez que ha sido aprobado, recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman".

-Fragmento de la carta escrita por Santiago-