Todo en manos de Dios funciona.
- Navegante Literario
- 16 oct 2023
- 2 Min. de lectura
En la vida hay un aC/dC que, así como a la historia, divide totalmente tu vida en esos dos momentos. Una vez que estás en Cristo, no hay forma de mirar atrás.
Hubo un día en que ya no quería seguir, 9 años tenía entonces; me fue llevando la desolación, la angustia, una sensación de vacío y de desconsuelo que uno arrastra.
La mentira era aquella que me decía que era lo mejor que podía hacer, mi mejor forma de ayudar a la situación que estábamos transitando.
Recuerdo con toda sensación el momento en que decidí respirar una última vez. Sentí como me llenaba el aire y que bien se sentía vivir, aunque ya no podía hacerlo por el "bien de quienes me rodeaban".
No podía fallar, la cuchilla tenía buen filo y si estaba la posibilidad de que pudieran salvarme sólo iba a generar más problemas, en lugar de dejar una solución iba a dejar una carga más. Debía ser preciso.
Me decidí, recuerdo haber apoyado el filo de la hoja, lo siento. En ese momento, yo estaba solo, y oí una voz que... Me dijo "YO TE AMO"... No hizo falta nada más.
Fue un segundo, entendí que a pesar de las circunstancias que pudiéramos pasar, lo más importante era tenernos entre nosotros, amarnos.
Que acababa de morir mi papá, eran inútiles todas las cuentas hechas si al final la pensión no iba a rendir mejor si mi "solución" amplificaba la desolación actual.
Que lo más importante en la vida y por lo que vivimos es el AMOR.
¿Qué fue lo que pasó?
Que renuncié a mi vida, la desprecié por egoísmo, la deseché, o intenté hacerlo. Un día dije "Ya no quiero vivir, adiós", y cuando estaba por arrojar mi vida al vacío, Dios se acercó y me dijo que si yo no la quería, se la diera a Él.
Me dijo que si yo ya no le veía valor, se la entregara para que Él pudiera darle valor. Si para mi ya no servía, me pidió que se le diera a Él entonces, que lo deje demostrarme que todavía puede servir.
Un día me cansé, tiré mi vida, y Dios me pidió que se la diera a Él con una oportunidad para hacer algo nuevo, para demostrarme que valía. Asentí, se la entregué... La dejé en sus manos.
Y acá estoy, no se a cuantos habré dañado, a cuantos ayudé, pero reconozco el resultado de ambos casos:
Mi vida en mis manos: Encuentran a niño de 9 años degollado en su propia casa.
Mi vida en las manos de Dios: Todo lo que he hecho, y lo que está por venir.
Todo lo que humanamente y a nuestra consideración ya no funciona, no sirve, no vale la pena, es un caso perdido; en manos de Dios es un tesoro invaluable, útil, precioso.
Todo en sus manos es mejor.
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